Crecí con el imaginario de un mundo infinito, donde había agua pura e inagotable, peces abundantes para interminables ceviches, y una Cordillera Blanca majestuosa cubierta por eternos glaciares. Mi hijo tiene 10 años y crece consciente de que el océano está lleno de plástico, que el agua puede escasear en el corto plazo, y que la Cordillera Blanca…pues ya no es tan blanca.   

Por eso me llené de emoción cuando el presidente Martín Vizcarra, en su mensaje a la Nación el 28 de julio, dedicó unos minutos al tema ambiental a pesar de la urgencia de otros temas. Y no sólo mencionó las propuestas para cambiar los patrones de consumo del plástico, sino que resaltó con orgullo que el Perú es “el primer país de la región en promulgar la Ley del Cambio Climático con el objetivo de difundir las políticas públicas para la gestión integral, participativa y transparente de las medidas de adaptación y mitigación del cambio climático”.

El cambio climático es un cambio en el clima –debido sobre todo al uso masivo de combustibles fósiles en los últimos 100 años– que lo hace más impredecible, con mayor frecuencia e intensidad de desastres naturales. Amenaza la seguridad hídrica, alimentaria y energética, y tiene gran impacto en la salud pública. Asimismo, causas grandes daños y pérdidas de infraestructura. La “adaptación” al cambio climático significa encontrar medidas que reduzcan el impacto de éste fenómeno como la escasez de agua. La “mitigación” se refiere al reemplazo del uso de hidrocarburos con tecnología o la “compensación” por su uso .

Es un gran compromiso que beneficia a nuestro país, pues el Perú está entre los cinco países más vulnerables a este fenómeno. Nuestra increíble diversidad biológica y climática que nos trae tanta abundancia nos pone también en grave riesgo. Por ejemplo, la vertiente del Pacífico percibe menos del 2% del volumen de agua a nivel nacional, pero alberga el 64% de la población y produce el 80% del PBI*. Al mismo tiempo ya se ha reducido la precipitación en el 69% de la Cuenca Amazónica** así que el trasvase de cuencas no es una solución de largo plazo para la provisión de agua. El tema ambiental, por ende, no es un tema que se pueda tratar aisladamente, sino de manera transversal.

El discurso presidencial aludió a la aceleración de la reconstrucción del norte del país, pero hasta el momento todos los anuncios de reconstrucción se refieren a la reposición de la infraestructura perdida. Si se quiere hablar de adaptación al cambio climático, como mínimo, se debería partir del plan de manejo de las cuencas hidrográficas para prevenir dichos desastres y asegurar un mayor aprovisionamiento del recurso hídrico tomando en cuenta la aridez de la costa. Y si se quiere hablar de mitigación, el norte.


Foto: Andina